lunes, 23 de julio de 2012

La verdad


La verdad es difícil. La verdad es… complicada. Y muy a menudo la verdad duele. Quiero decir, las personas dicen que quieren la verdad. ¿Pero es en serio que la quieren?

Cuando tenes la sensación de que hiciste algo mal; cuando está ahí adentro tuyo, haciendo ruido, imposible de evadir, entonces te replanteas. Te pones a pensar si en realidad no habrás metido la pata. Y, por supuesto, te convences de que no. No hiciste nada malo.
Entonces si es así ¿por qué tenes eso adentro que te hace un nudo en el estómago y te pone tan nerviosa? ¿Por qué ocurre que se te van las ganas de todo y necesitas un culpable infalible? ¿Por qué no podes dejar de pensar en eso? Si realmente está todo bien ¿por qué sentirse así?

Y ahí es cuando salta a la luz: la verdad es dolorosa. En el fondo, nadie quiere escucharla, especialmente cuando afecta a lo más cercano y querido que tenemos.

Y resulta que es entonces cuando te das cuenta que aunque "no hayas hecho nada malo", no siempre está todo bien. Y que a veces, uno cree portase bien: no habla de menos pero, lo que es más importante y lo que al fin y al cabo importa: no actúa de más. ¿Pero es realmente lo que más importa? ¿No es lo mismo a fin de cuentas? Actuar mal no es una cuestión de formas o protocolos: de la manera más sutil y delicada podes mandarte la cagada más grande de todas.


Cuando sentís esa presión en el pecho, cuando el mejor plan que te surge es meterte en la cama y no salir de ahí. Cuando sentís que la cagaste, que no hay excusa que valga. Bueno, entonces, seguramente, no es porque hayas hecho algo explícitamente malo sino que, por más que te pese, lastimaste al otro. Ese es el motivo de la gran y horrorosa sensación que te viene acosando y te sigue a todos lados. Una sensación de mierda. Una sensación angustiosa. Una sensación inagunatable. Y ahí es donde está la grieta, la falla, el indicador que nos muestra la hora y lo tarde que se hizo para volver atrás y cambiar las cosas. Ese es el punto. Heriste. Lastimaste. Lisa y llanamente. ¿Pudiste evitarlo? ¿Se puede evitar? Y a decir verdad ¿importa a esta altura? La cuestión es que heriste. Heriste de todas formas. Y herir es malo, pero herir a alguien que uno quiere... es imperdonable.

Cuando llegamos a este punto entendemos de dónde viene esa sensación de ahogo y vacío: es la culpa y el dolor de haberle hecho mal al otro. Y entonces, decimos la verdad porque la verdad es todo lo que tenemos para dar. A veces, decimos la verdad porque necesitamos oírla bien alto para oírnos a nosotros mismos y, a veces, decimos la verdad porque no podemos más. Pero también la decimos porque lo debemos. Aunque sea sólo eso, le debemos al otro el beneficio de la verdad.

Y, la verdad, ya que estamos... es que tengo ganas de verte y escucharte y hablar con vos. Pero eso siempre (l)
amanecer.

domingo, 15 de julio de 2012

Popurrí .

Estábamos mal, eh. No parábamos de reír, eso seguro, ni de estar juntas, ni de escuchar la misma música, ir a los mismos lugares, salir con los mismos amigos, todos nuestros amigos amigos de todos entre sí y todos amigos. Muy bueno, qué lindos recuerdos que vimos el otro día, entre tanta foto, el fotoloooooog! me muero, qué ídolas, y claro, teníamos que tener uno de ambas, ajaja, cómo tardamos en recordarlo... 
Y ahora, hace bastante no nos vemos, no? Yo creo que esta semana ya es hora. Porque estoy de vacaciones de facultad, y porque el viernes es el día del amigo (qué tiene que ver, no? como si fueramos amigas) y nada, porque pinta verse, che. Encima estos días están haciendo un frío!!! Terrible. Y ayer me hablaste por la porquería del celular, pidiéndome detalles no sé de qué! ajaja. Así que si tenés ganas de decirme, quizás tenga ganas de contártelos.
Ah si, sabes que? Ayer fui al Planetario con el amor de nuestra vida, para qué? Para que se comporte como un niño de unos.. 2 años. Todo mal. Basta de darle un lugar tan importante en nuestra vida. Basta, porque él no es capaz de comprenderlo. Yo me puse a pensar, mucho claro, en todo esto. Y creo que el error también es mío. Es decir: mi visión al respecto sería algo así como "chabón, crecé, date cuenta de todo lo que fuimos y qué lindo, y sigamos tratándonos bien" . Y si bien no sé cuál es la de él, él actúa (o yo recibo) como si... como "qué lindo lo que fuimos, pero ya fue" y ahora soy una más, y me trata no sé... No valora nada, no se da cuenta de nada, yo lo sigo mimando como siempre (bueno, no como siempre, claro, pero soy atenta y esas cosas) y él ayer ni me quería acompañar a la parada del bondi siendo como 8.30hs de la noche en el fucking zoológico. Nada, te lo quiero contar, porque no puedo creer, NO PUEDO ENTENDEEEEEER, cómo le importa tan poco, y cómo no se da cuenta de todo el cariño que yo aún le tengo, y lo importante que es, y lo triste que a mi me pone no ser lo mismo para él, o que él no me lo demuestre o me trate así, no sé. Es horrible. No quería un primer amor que se convierta en eso. Me pone triste. Me alegra igual que estemos hablando más por teléfono y esas cosas (Te conté de eso, no? Creo que si) pero porque había excusas, ahora que ya no las hay, seguro también se corta. Y seguro también ni me dice nada por mi cumpleaños, ay lsdfñkjglkdfg . LO ODIAMOS.


Nada, quiero que aparezcas, NO, no te iba a escribir un mail, ahora esto también vale. TODO VALE en este NUESTRO blog. Porque al fin y al cabo el blog es para descargar, y lo que yo pongo acá, siento que lo leés vos directísimamente. 


He dicho.


ilusión.